Voy a exponer mi opinión acerca de este mundo de las repros, desde mi punto de vista de coleccionista más o menos novato. Llevo unos pocos años en el mundo del coleccionismo (por suerte, fielmente asesorado por amigos como @Hipsilon2b y @Triger). Ellos me han advertido (incluso antes de que empezara) de los pros y contras que acontecen en este mundo, asesorado en compras y aconsejado en algunas decisiones. Pese a sus advertencias, por mucho que ahora me pese, he cometido en este lapso de tiempo algunos errores en los que, os aseguro, no volveré a caer. Imaginos que al principio incluso llegué a pagar por repros de cajas y manuales para completar los caruchos originales de NES que tenía. Grave error. ¿Que pasó? al pirincipio me parecía una buena idea: completar algunos juegos que deseaba tener con reproducciones. Claro, si alguien venia a mi casa al prinicpio y era novicio o no iniciado en estos temas decía "Oh! que colección mas xula" pero no era capaz de valorar adecuadamente (o de ninguna manera) lo que estaba viendo. ¿de que nos sirve a los coleccionistas esto? Aquí surge para mi el quid de la questión ¿Para que coleccionamos? ¿para los otros o para nosotros mismos? sin ninguna duda (en mi opinión), para nosotros mismos. Admirar personalmente y en la indimidad cada cierto período de tiempo lo que tenemos en nuestras vitrinas, que hemos ido recopilando a lo largo del tiempo con esfuerzo, dedicación y, muchas veces, grandes canditades de dinero, es lo que realmente hace que coleccionemos. Cuando coleccionamos de verdad, cada juego, cada elemento, cada pieza, tiene su historia. "Este lo conservo de cuando era niño, está en mal estado pero me da igual, no lo vendo ni por mil veces su valor actual de mercado", "Este me lo regaló un buen amigo, al que le pagué con unas cervezas, aun a sabiendas del valor de lo que me estaba dando", "Este otro, me lo devolvió un colega, después de muchos años de prestárselo o de malvendérselo, a cambio de cualquier cosa". Ergo, que algo que tengamos en nuestra vitrina sea una burda reproducción sin valor alguno (desde el punto de vista del coleccionista), desmerece los títulos originales que podamos tener al lado. Cada cual colecciona lo que quiere, esto está claro. Uno prima el estado, el otro (és mi caso) la historia que pueda tener cada elemento, otro puede priorizar la rareza... pero creo que coleccionar algo que no es auténtico es, en todo caso y en mi opinicón, engañarse a uno mismo, cosa que és respetable, por otro lado. Jamás volveré a comprar ninguna repoducción (almenos a sabiendas). Aquí surge otro problema mayúsculo: saber identificar correctamente lo auténtico de lo que no lo es. A mi personalmente de momento me cuesta mucho, creo que esto se irá puliendo con el tiempo, la experiencia es un grado, como se suele decir. Evidentemente, ahora se mucho más de lo que sabía cuando empezé, con la ayuda inestimable y nunca suficientemente reconocida, como ya he dicho, de amigos de este foro y otros.