El sistema portátil tiene su gracia, pero que sea el máximo estandarte tan por encima del sobremesa para mí es preocupante.
Japón ha cambiado mucho y no para bien. Entre eso y el éxito de soft para móviles, está consiguiendo que su industria más convencional decaiga (y así nos va, con Occidente a la cabeza y tanto FPS de los cohones).